31 mayo, 2009

Caen exportaciones pero forestación se fortalece

El sector forestal se ha visto duramente afectado por la crisis. Desde 2007 las fábricas de tableros contrachapados recibieron el impacto de la crisis inmobiliaria en EE.UU., para luego ver la llegada del derrumbe financiero en 2008.
Esto afectó también las exportaciones de madera bruta (rolos) y chips, vinculadas a la industria de la celulosa en el mundo.
En Uruguay, dicha industria está presente a partir de la puesta en funcionamiento de la planta de Botnia, que está produciendo a muy buen ritmo. De hecho, la crisis global llevó a Botnia a tomar medidas drásticas en la propia Finlandia (reduciendo producción y cerrando plantas) pero no aquí en Uruguay.
Claro que los precios no son los del año pasado: como sucedió con la mayor parte de los commodities, los valores vuelven a acercarse a los promedios históricos.
La situación es difícil para las decenas de empresas forestales que comenzaban a realizar importantes cosechas de bosques, empresas de pequeños y medianos inversores, fondos y exportadores.
La caída de precios llevó a una drástica reducción de la actividad, que no se ha recuperado. Según las cifras del comercio exterior, las ventas de chips (trozos de madera) cayeron casi 50% en volumen y más de 50% en monto (ver gráfica). Algo similar sucedió con las ventas de rolos de madera, que han debido buscar destinos recónditos, como Vietnam, para mantener cierto flujo comercial (esto dejando aparte los troncos que van a Botnia, que son la gran mayoría).
Sin embargo, este panorama difícil se vio compensado por una novedad bienvenida por el sector forestal: la venta de la mayor parte del patrimonio de ENCE a las empresas Arauco (Chile) y Stora Enso (Suecia-Finlandia).
Desatando nudos. La española ENCE, a través de su filial uruguaya Eufores, fue una de las pioneras en el desarrollo forestal reciente del país. Comenzó a plantar montes a principios de los 90, cuando aún no llegaban las grandes compañías y fondos que están presentes hoy. Sin embargo, atravesó dificultades diversas y su proyecto, si bien ambicioso, no terminaba de concretarse. ENCE atravesó todo el conflicto con Argentina por "las" plantas de celulosa, lo que implicó un fuerte desgaste. Al mismo tiempo, ya desde 2007 los cambios en la participación accionaria y luego la crisis global terminaron por complicar su situación. Con la virtud de tener un gran patrimonio forestal (casi 80.000 hectáreas de monte) y de tierras (170.000) Ence comenzó a buscar un socio para concretar su proyecto industrial en Punta Pereira (Colonia), pero encontró un comprador: la asociación entre la chilena Arauco y la sueco-finesa Stora-Enso.
Esta sociedad -de dos de las principales empresas de celulosa del mundo- compró a ENCE 130.000 hectáreas y pasa a tener un patrimonio conjunto de 255.000 hectáreas en Uruguay. Las empresas se abocarán a estudiar dónde ubicarán una planta de celulosa que producirá entre 1,3 millones y 1,5 millones de toneladas anuales. Así, la segunda gran planta de celulosa del Uruguay está más cerca que antes, pues el sector cambia una empresa en dificultades por una potencia mundial.
El sector desata así el verdadero nudo que implicaba la situación de ENCE, con una gran base forestal que era difícil que apuntalara la instalación de una planta. Ahora ese patrimonio está en manos de una empresa con más musculatura. Para el sector, esto es positivo, si bien aún queda un largo trecho por andar.
Por otra parte, en un marco comercial sumamente difícil, las empresas no pierden la iniciativa. Como ejemplo está la chilena Urupanel, que comenzó a producir tableros de fibra prensada de densidad media (conocidos como MDF), primer caso en Uruguay. Con una inversión de US$ 25 millones, la empresa prevé exportar este producto y abastecer al mercado interno. El MDF es de amplio uso en la mueblería doméstica. Si tiene éxito, muchos muebles que los uruguayos compren tendrán origen en los bosques de Tacuarembó.

Fuente El País

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